Autor: Colletto, Hernán
Fecha: 09-12-2024
Colección: Doctrina
Cita: MJ-DOC-18097-AR||MJD18097
Voces: INFORMÁTICA – DERECHO – DERECHO INFORMÁTICO – JUECES – TECNOLOGIA – INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Doctrina:
Por Hernán Colletto (*)
La IA nos invade, nos interpela, nos compromete y nos desafía, a cada instante.
La velocidad de producción de la información es tal que la cantidad total en nuestro planeta se duplica cada dos años y se estima, según cálculos basados en crecimiento exponencial de datos, que en 2030 lo hará cada doce horas. De forma tal que el material que lea una persona a las ocho de la mañana podría estar obsoleto a las veinte horas del mismo día.
En este complejo escenario plagado de innovaciones, incierto y desconocido para muchos, se impone la necesidad de una adecuada regulación normativa.
Naturalmente el derecho, por su propia naturaleza, va siempre detrás de la realidad y no puede legislarse a «golpe de crisis» sino que la prudencia y razonabilidad deben guiar estos procesos regulatorios.
Sucede que la IA nos presenta escenarios tan innovadores y disruptivos que hasta vale la pena poner en discusión quien será el mejor encargado de legislarla: el ser humano o la propia IA.
Ross fue el primer abogado robot cuya noticia de creación se viralizó rápidamente en internet allá por el año 2016. Creado por IBM y programado para comprender el lenguaje humano.
Tiene la capacidad de leer diez mil páginas por segundo y a diferencia de otras herramientas tecnológicas, elabora la respuesta que considera más adecuada con argumentación legal basada en doctrina y jurisprudencia que cita al respecto.
Además, realiza una búsqueda en tiempo real de nuevos pronunciamientos judiciales sobre una temática para utilizarlos como fuentes de próximas respuestas y alerta para que se tengan en cuenta en relación a procesos pendientes de resolución. Todo lo que antecede, basado en Inteligencia Artificial.
Pero ¿qué es la IA?Un concepto en permanente discusión y ajustado reiteradamente.
Sin pretender agotar ese proceso, se trata de una disciplina que con desarrollo tecnológico permite a los equipos informáticos simular acciones de los seres humanos como reconocimiento de voz, comprensión de lenguaje, resolución de problemas, toma de decisiones, entre otras.
Lo efectivamente cierto es que se tornan imperiosos y urgentes adecuados marcos normativos que permitan regular estas temáticas para que los avances tecnológicos encuentren límites éticos y beneficien a la humanidad en su conjunto en lugar de un grupo de privilegiados.
Pero: ¿contamos hoy con legisladores que puedan desarrollar esta enorme tarea con eficacia respetando valores democráticos? Se han intentado reuniones a estos efectos en organismos internacionales y los resultados no han sido altamente satisfactorios, ni mucho menos.
En 2024, la regulación de inteligencia artificial más avanzada es la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea (AI Act), que se encuentra aún en un proceso de implementación
La regulación actual internacional comprende solamente algunas áreas o sectores y medida en porcentaje se estima baja, no superior a un 20% del total. No obstante, se prevé a corto plazo una priorización de las temáticas vinculadas a seguridad.
El Reglamento de la Unión Europea, por ejemplo, cuya vigencia se hará efectiva en 2025, establece como riesgo inadmisible la existencia de sistemas de IA que manipulen emociones en entornos laborales o determinen una puntuación social. Debiendo estar sujetas estas prácticas a estrictas regulaciones. Mientras que otras actividades consideradas de bajo riesgo (filtros de correo, videojuegos o sistemas de publicidad automatizados) no estarán legisladas de manera rigurosa.
El dato curioso lo aporta el marco normativo de Japón para «sacerdotes digitales». Debido a la utilización de robots para ceremonias y rituales budistas, se implementó la novedosa y llamativa legislación para enmarcar aspectos vinculados a cuestiones religiosas y espirituales en el año 2022.La sensación generalizada que nos brinda hoy el accionar efectivo de políticos y legisladores en materia de limitar a la IA es que «la bestia crece y está suelta» ante la mirada impávida de la mayoría de los seres humanos. Basta con leer algunas informaciones vinculadas a los avances en la industria bélica para confirmarlo.
En este marco, cabe volver a preguntarse: ¿quién, cómo y cuándo legislará a la IA?
Tal vez sea el momento de reconocer que la propia IA es la mejor opción para dar una respuesta concreta y efectiva a esos interrogantes.
Así como en áreas de medicina -diagnóstico de tumores- y derecho -consultas sobre legislación específica-, por dar algunos ejemplos, la realidad nos muestra con crudeza que computadoras con algoritmos entrenados (machine learning) dan respuestas mucho más confiables, rápidas y precisas que un ser humano, podría suceder exactamente lo mismo con la tarea de un legislador.
La idea de que el «juicio humano final» es insustituible se acerca cada día más a una expresión políticamente correcta orientada solamente a tranquilizar ánimos y endulzar oídos pero alejada de la verdad de los acontecimientos.
Es tiempo de desaprendizajes y de derribar aseveraciones basadas en criterios de sentido común que se perciben desactualizadas.
El sentido común, dijo Voltaire, es el «menos común de los sentidos». Vaya si tuvo razón.
Fuentes:
https://www.consilium.europa.eu/es/policies/artificial-intelligence/
/>https://lawful.tech/primer-abogado-robot-ross/
https://www.ibm.com/mx-es/topics/artificial-intelli
ence
https://chatgpt.com/c/671edf33-badc-8000-b10b-a3f943510b68
https://historia.nationalge
graphic.com.es/a/voltaire-filosofo-que-siempre-tenia-razon_15866
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(*) Abogado UNR. Profesor en Ciencias Jurídicas UCEL. Posgraduado en Derecho y Política de la Universidad de Salamanca, España. Asesor legal del Ministerio de Educación de Santa Fe. Director de los Cursos Abiertos a la Comunidad de la Facultad de Derecho de la UNR. Ex asesor jurídico de bloque en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
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