Un fallo de la Corte Suprema marcó un hito en la relación entre los investigadores científicos y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), luego de que Ignacio Eugenio María Andereggen, un ex investigador del organismo, ganara un juicio que se extendió durante veintiséis largos años. Este fallo no solo representa una victoria personal para Andereggen, sino que podría tener implicancias significativas para el futuro de la carrera de investigador en Argentina, abriendo la puerta a una revisión profunda de las regulaciones vigentes.
El conflicto: Dedicación exclusiva y salarios limitados
El caso se remonta a 1998, cuando Andereggen, investigador del CONICET con dedicación exclusiva, también ejercía como docente en la Universidad Católica Argentina. En ese momento, el CONICET inició una investigación para determinar si había incompatibilidad entre sus dos actividades, aunque no se comprobó tal oposición. Sin embargo, la organización determinó que el salario que Andereggen recibía como docente excedía el límite permitido por un decreto de 1976, que establecía topes salariales para investigadores que ejercen docencia.
El CONICET exigió que Andereggen devolviera 68.388,62 pesos, alegando que había percibido salarios indebidos. El investigador, por su parte, decidió demandar al CONICET y al ministerio de Educación de la Nación, argumentando que el decreto en cuestión era inconstitucional, ya que violaba sus derechos al trabajo y a una remuneración justa. Así comenzó un extenso proceso judicial que atravesó varias instancias hasta llegar a la Corte Suprema.
Un fallo que marca un precedente
La Corte Suprema analizó el conflicto a fondo, examinando si el decreto que limitaba los ingresos de los investigadores del CONICET era una reglamentación razonable de la ley que regula la carrera de investigador. La jurisprudencia de la Corte establece que el poder ejecutivo tiene la facultad de reglamentar leyes, siempre que estas reglamentaciones no desnaturalicen el propósito de las normas ni vulneren derechos fundamentales.
En este caso, la Corte declaró inconstitucional el segundo párrafo del punto 13 del decreto 1572/1976 (modificado por el decreto 429/1987), señalando que imponía una reglamentación irrazonable sobre la ley 20.464, que regula la carrera de investigador en el CONICET. Esta ley permite a los investigadores dedicarse exclusivamente a la investigación, pero admite la compatibilidad con la docencia universitaria dentro de ciertos límites. El decreto, sin embargo, estipulaba que la remuneración por la docencia no podía superar la de un profesor con dedicación simple en universidades nacionales. Si lo hacía, se descontaba la diferencia del salario del CONICET, lo que, en la práctica, reducía de manera desproporcionada los ingresos de los investigadores.
La Corte consideró que esta regulación no respetaba el objetivo de la ley ni garantizaba una retribución justa, como establece el artículo 14 bis de la constitución nacional. En consecuencia, revocó la sentencia que obligaba a Andereggen a devolver los salarios y declaró inconstitucional la reglamentación.
Impacto en la comunidad científica
Este fallo tiene implicancias directas para la comunidad de investigadores del CONICET, que ha vivido bajo un régimen de restricciones salariales estrictas durante décadas. Sandra Pitta, investigadora del CONICET y figura pública en el ámbito científico, celebró la noticia en sus redes sociales, destacando que podría sentar un precedente para otros científicos que enfrentan situaciones similares.
“Buenas noticias para los investigadores del CONICET. Después de veintiséis años de juicio, un investigador le ganó un juicio al organismo”, publicó Pitta en su cuenta de X, celebrando el caso.
El fallo de la Corte Suprema reaviva el debate sobre las condiciones laborales en el CONICET, especialmente en cuanto a la compatibilidad entre la docencia y la investigación, en momentos en los que, bajo la gestión de Javier Milei, los recortes en la ciencia y la investigación se han convertido en moneda corriente. El régimen de dedicación exclusiva ha sido un punto de controversia para muchos investigadores que, ante la falta de ingresos suficientes, deben buscar otras fuentes de financiación o abandonar sus investigaciones.
¿Qué sigue para el CONICET?
Este fallo podría abrir la puerta a futuras demandas contra el CONICET y generar cambios en la forma en que se administra la carrera de investigador. La necesidad de actualizar la reglamentación vigente, que data de la dictadura, es evidente, y este caso podría acelerar ese proceso. En un contexto donde la ciencia y la tecnología son pilares fundamentales para el desarrollo del país, el fallo pone de manifiesto la urgencia de garantizar condiciones laborales justas para quienes se dedican a la investigación científica en Argentina.
La comunidad científica espera con atención los próximos pasos del CONICET tras este fallo. ¿Se revisarán las condiciones salariales de los investigadores? ¿Se eliminarán las incompatibilidades entre docencia e investigación? Solo el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que este fallo histórico ya ha marcado un antes y un después en la relación entre los investigadores y el organismo.
El caso de Ignacio Andereggen no es solo una victoria personal, sino un precedente que podría beneficiar a cientos de investigadores del CONICET que enfrentan limitaciones salariales ahora legalmente injustas. Este fallo de la Corte Suprema reitera la importancia de garantizar derechos laborales justos y respetar el espíritu de las leyes que regulan la ciencia y la educación en el país.
Este episodio reabre el debate sobre las condiciones laborales en el ámbito científico, dejando en claro que, tras veintiséis años de lucha, la Justicia puede dar lugar a una revisión profunda de las normativas vigentes. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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