A lo largo de la historia muchos han sido los juicios que han marcado el devenir de los tiempos de las distintas culturas y civilizaciones. Las ideas y pensamientos que se extrajeron de algunos de estos procesos judiciales se divulgaron rápidamente por el mundo debido a su importancia social, polÃtica y económica.
La decisión del rey Salomón de Israel y su famoso veredicto en el caso del hijo disputado por dos supuestas madres ha llegado hasta nuestros dÃas como un modo ejemplar de hacer Justicia, de dar a cada uno lo suyo. Lo que le corresponde, en este caso dando a una madre lo más preciado para ella, la vida de su hijo.
Sin embargo, otros juicios no han pasado a la historia precisamente por lo justo de sus condenas. AsÃ, en los procesos contra Sócrates, Juana de Arco, o el mismÃsimo Jesucristo, se observa la injusticia y la intransigencia de la época hacia lo desconocido…. Si el filósofo Sócrates hubiera suplicado clemencia ante el jurado formado por 500 ciudadanos atenienses libres, cuando fue acusado de despreciar a los dioses y de corromper la moral de la juventud, lo más seguro es que el jurado hubiera modificado su decisión y no le habrÃan ejecutado. Murió por ingestión de cicuta en al año 399 antes de Cristo.
Precisamente Jesucristo, también murió por defender sus principios e ideales. Y acepto, en silencio, su injusta sentencia a muerte dictada por el procurador romano, Poncio Pilatos, acusado de blasfemo por titularse hijo de Dios y también de «rebelión contra Roma». Por ello, fue crucificado en el monte Calvario.
También fue fiel a sus creencias la heroÃna y santa francesa, Juana de Arco, quien condujo a la victoria a las tropas galas contra borgoñeses e ingleses en la Guerra de los Cien Años. Tras ser hecha prisionera fue acusada de bruja y hereje. Y murió en la hoguera tras negarse durante más de tres meses a contestar a las preguntas de un tribunal inquisitorial.
Quien no tuvo ningún problema en renunciar a sus ideales para salvarse fue el fÃsico Galileo Galilei. Este cientÃfico sostenÃa que era el Sol y no la Tierra, como afirmaba la Biblia, el centro de nuestro sistema planetario, dando origen a la teorÃa heliocéntrica. Sin embargo, durante el juicio frente a la Santa Inquisición, Galileo se retractó de su teorÃa, que era cierta y salvó la vida.
Estos juicios son muy conocidos a lo largo de la historia, pero sus sentencias no son representativas de la Justicia tal y como la entendemos hoy, donde nadie puede condenado por sus creencias religiosas, polÃticas o culturales… Salvo en aquellos paÃses donde no se respetan los derechos fundamentales propios de los Estados Democráticos de Derecho.
Por ello, es obligado recordar a estos y a otros muchos protagonistas de nuestra historia para no volver a repetir injusticias como aquellas, algunas de las cuales marcaron el devenir de nuestra historia.
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