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jueves, 11 de julio de 2024

La alternativa de las Facturas de Crédito Electrónico ante el fracaso de los Cheques de pago diferido

La FCE ha tenido muy buena recepción como instrumento de financiamiento en el sector proveedores mipymes de insumos y servicios a los gigantes productores nacionales e internacionales del petróleo y gas.



 En la Argentina tenemos un coeficiente de crédito del sector privado no financiero sobre PBI de un 6,7% según un informe del BCRA, por debajo de los vecinos de la región. Es posible que éste se remita a momentos fundacionales o “refundacionales” del país.


De acuerdo con este documento: “la aceleración de la inflación es un factor explicativo relevante en la sostenida caída…”. Es decir, en momentos de alta inflación se privilegia el corto plazo, la plata quema en las manos y hay que estar “cubriéndose” de sus nocivos efectos en forma permanente.


Si comparamos este coeficiente con otros países de la región, vemos que en Uruguay el mismo es el 26,4%, México el 34,3%, Colombia es el 44,2%, Brasil el 71,8% y Chile un 112,8%. En la Argentina de los 90, cuando nuestro país crecía (a pesar de los múltiples shocks externos) al 6 o 7% anual promedio, el crédito al sector privado no financiero llegó a un coeficiente del 25% del PBI.


El Cheque de Pago Diferido no da respuestas

Según el BCRA, se calcula que del porcentaje del 6,7% del PBI, la mitad corresponde a crédito a las MiPyMEs. Es evidente, entonces, que las políticas diseñadas no han dado resultado, ni siquiera a nivel de instrumento. Es decir, el cheque de pago diferido (hoy echeq, con una vigencia de casi 30 años en Argentina) como facilitador del financiamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas, tampoco ha logrado cumplir su objetivo.


A partir de la sanción de la Ley 27440 de Financiamiento Productivo reglamentada durante 2019, surge la Factura de Crédito Electrónica (FCE) como una alternativa de financiamiento para este sector, donde la principal ventaja es que la mipymes no garantiza el pago de la misma, sino que el riesgo de crédito se basa en la capacidad de pago de la gran empresa receptora. Es decir, las operaciones son “sin recurso” contra la mipymes no afectando su capacidad de endeudamiento en el sistema, como sí ocurre con el descuento de un echeq al ser endosado a la entidad financista.


La FCE ha tenido muy buena recepción como instrumento de financiamiento en el sector proveedores mipymes de insumos y servicios a los gigantes productores nacionales e internacionales del petróleo y gas (se calcula un 11% de las mipymes emisoras). Es el sector con mayores posibilidades de crecimiento y multiplicador de actividades actualmente en nuestro País.


Según nuestras estimaciones, en marzo se emitieron 5,7 billones de pesos de FCE, correspondientes a unas 180 mil mipymes, de las cuales 90 mil son personas jurídicas.


Actualmente se descuentan en plataformas de financiamiento mipymes, entidades financieras y el mercado de capitales unos 20 mil millones de pesos mensuales. Es decir, menos del 1% de lo emitido. Muy bajo.


Momento de repensar la estrategia

Entonces, además de recuperar la estabilidad macroeconómica, para facilitar el crédito al sector privado y a las mipymes en particular es necesario que aquello que no dio resultados, como el CPD o “echeq”, sea reemplazado o, al menos, fuertemente complementado con instrumentos superadores como la Factura de Crédito Electrónica, siempre vinculada a operaciones comerciales entre compradores y vendedores.


Para que esto ocurra se hace necesario, entre otras iniciativas, que los grandes receptores de FCE visualicen y comprendan las ventajas de la FCE para ellos y su cadena de valor. El instrumento está y ya probó con creces su aporte al dinamismo de la economía de las mipymes.

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