El diario Wall Street Journal, de los Estados Unidos, cuestionó a través de un artículo de la columnista Mary Anastasia O´Grady la elección del juez Ariel Lijo como candidato a ocupar un lugar en la Corte Suprema. El título se denomina “El traspié de Milei con la Corte Suprema”.
El artículo comienza con una alusión a las críticas que está recibiendo el Presidente por la postulación de Lijo . “La última andanada no tiene que ver con el control de cambios y capitales ni con su promesa electoral de dolarizar y cerrar el Banco Central -afirma el texto-. Se trata de su nominación del juez Ariel Lijo para cubrir una vacante en la Corte Suprema de cinco miembros”.
“Expertos jurídicos, organizaciones cívicas y grupos empresariales que en gran parte apoyan la agenda de Milei quieren que el presidente retire el nombre del juez Lijo -enfatiza luego la columna de O’Grady-. Las críticas van desde las afirmaciones de que el juez no está cualificado profesionalmente hasta las acusaciones de que, cuando llega a su tribunal un caso en el que están implicadas personas bien conectadas, manipula las cosas para beneficiarlas”.
El artículo vincula luego la necesidad de una mejora de la Justicia en Argentina con sus urgencias económicas. “La debilidad del Estado de Derecho en la Argentina es un impedimento para el desarrollo económico porque los inversores no confían en el sistema. El juez Lijo, de 55 años, forma parte de ese sistema. Lleva 20 años en el fuero penal federal, que se ocupa tanto de las investigaciones como de los juicios por delincuencia organizada, blanqueo de dinero, corrupción, terrorismo y otros delitos. El circuito incluye a 12 jueces en Buenos Aires, donde el tribunal se ha ganado la reputación de ayudar a políticos y empresarios a eludir la rendición de cuentas”.
La columnista, que es miembro del consejo editorial del Wall Street Journal desde 1999, advierte que “no es fácil encontrar pruebas contundentes” de las acusaciones que pesan sobre Lijo. Y enseguida agrega: “Pero hay muchas pruebas circunstanciales. Una queja recurrente de los que luchan contra la corrupción es que los jueces corruptos paralizan durante años las investigaciones de los peces gordos. Investigar a un juez depende de los demás miembros del tribunal. ¿Alguna suposición de cómo funciona eso?”
“El juez Lijo es una extraña elección para el alto tribunal si las credenciales académicas importan. Es licenciado en Derecho, pero no tiene ni máster ni doctorado. No es conocido por publicar artículos académicos. No es habitual que un juez de instrucción de un tribunal inferior llegue al Tribunal Supremo saltándose el nivel de apelación”, agrega el texto del WSJ.
El artículo repasa las acusaciones contra Lijo: “Su historial tampoco es inspirador”, dice. “El 7 de mayo, Será Justicia, una respetada organización no gubernamental de Buenos Aires centrada en el Estado de Derecho, presentó una impugnación de 45 páginas contra su nombramiento. Destaca una solicitud presentada en 2016 por el Colegio de Abogados de Buenos Aires, Será Justicia y otra ONG para auditar las excesivas demoras en las investigaciones de corrupción. El Consejo de la Magistratura de Argentina aceptó realizar la auditoría y, según denunció Será Justicia, efectivamente había ‘grandes demoras en la labor judicial’, así como ‘un porcentaje muy bajo de condenas.’ La auditoría dio lugar a una denuncia contra el juez Lijo y un colega”.
“La impugnación de Será Justicia señala que entre los nombres vinculados a causas presuntamente demoradas por el juez Lijo figuran los de la expresidenta Cristina Kirchner y Mauricio Macri”, agrega la columnista.
El texto alude al informe crítico de la ONG Será Justicia. “El señor Lijo parece ser un juez, que después de tantos años en el cargo, conoce los mecanismos procesales y legales necesarios para convertirse en un gran proveedor de impunidad, camuflando su accionar bajo una fingida actuación a favor de la evolución del proceso judicial en cuestión, concluyó la ONG”. Y ahonda en otros puntos oscuros de su nominación, cuando subraya que la ONG también “planteó preguntas sobre la inexplicable riqueza de Lijo”.
“Cuando la semana pasada pregunté por escrito al juez Lijo sobre tales acusaciones, negó rotundamente cualquier incorrección. Dijo que nunca había sido ‘sancionado, advertido ni había tenido ningún tipo de recomendación disciplinaria’. Las ‘afirmaciones relativas a mis bienes y patrimonio y a mis relaciones familiares son falsas’, escribió. En cuanto a las acusaciones de que retrasa los casos para proteger a los sospechosos, señaló la complejidad de las investigaciones que se le presentan, mencionando muchos pasos procedimentales y técnicos y un amplio abanico de actores”.
“Pero eso no explica su historial -agrega O’Grady-. La Asociación Cívica por la Igualdad y la Justicia de Buenos Aires también se opone a su nombramiento. Señala que el juez Lijo ‘está entre los jueces más denunciados ante el Consejo de la Magistratura, con un promedio de 1,6 denuncias disciplinarias por año desde que es juez (32 denuncias en total)’. De ‘89 casos de corrupción que estaban a su cargo, 26 permanecen en período de instrucción’ y 13 de ellos llevan investigándose 10 años o más. De los 89 casos, ‘sólo elevó 14 a juicio oral’, la cuarta proporción más baja entre sus colegas”.
“El juez Lijo también fue objeto de una investigación por blanqueo de capitales y corrupción, archivada en 2020 por falta de pruebas -puntualiza el artículo del WSJ-. Esa decisión no es pública, pero para aumentar la confianza de la nación el juez Lijo podría hacerlo. El padrino intelectual de Milei, el economista Alberto Benegas Lynch hijo, ha expresado su preocupación por la nominación. “Me alarma que se haya propuesto a un juez que parece ser lo opuesto a Alberdi”, escribió el Sr. Benegas Lynch en el diario LA NACION en abril. Juan Bautista Alberdi (1810-84) fue un teórico político liberal clásico que influyó en la elaboración de la Constitución del país de 1853. La vicepresidenta Victoria Villarruel y Francisco Paoltroni, senador del partido de Milei, también han cuestionado la idoneidad del juez Lijo para el alto tribunal”.
El texto concluye con una referencia a las palabras de Milei: “Durante la campaña, Milei prometió echar de la ciudad a la elite gobernante. ‘Una Argentina diferente es imposible con los mismos de siempre”', dijo. Ahora ha nombrado a un juez para el Tribunal Supremo que personifica el statu quo. La decepción de los argentinos está justificada”.
El juez federal Ariel Lijo llega a los tribunales de Comodoro PyAníbal Greco
Lijo tiene tres juzgados a cargo: el propio, que es el juzgado 4; el 12, que quedó vacante tras la salida del juez Sergio Torres; y el 6, que sigue vacante tras la renuncia de Rodolfo Canicoba Corral.
El artículo comienza con una alusión a las críticas que está recibiendo el Presidente por la postulación de Lijo . “La última andanada no tiene que ver con el control de cambios y capitales ni con su promesa electoral de dolarizar y cerrar el Banco Central -afirma el texto-. Se trata de su nominación del juez Ariel Lijo para cubrir una vacante en la Corte Suprema de cinco miembros”.
“Expertos jurídicos, organizaciones cívicas y grupos empresariales que en gran parte apoyan la agenda de Milei quieren que el presidente retire el nombre del juez Lijo -enfatiza luego la columna de O’Grady-. Las críticas van desde las afirmaciones de que el juez no está cualificado profesionalmente hasta las acusaciones de que, cuando llega a su tribunal un caso en el que están implicadas personas bien conectadas, manipula las cosas para beneficiarlas”.
El artículo vincula luego la necesidad de una mejora de la Justicia en Argentina con sus urgencias económicas. “La debilidad del Estado de Derecho en la Argentina es un impedimento para el desarrollo económico porque los inversores no confían en el sistema. El juez Lijo, de 55 años, forma parte de ese sistema. Lleva 20 años en el fuero penal federal, que se ocupa tanto de las investigaciones como de los juicios por delincuencia organizada, blanqueo de dinero, corrupción, terrorismo y otros delitos. El circuito incluye a 12 jueces en Buenos Aires, donde el tribunal se ha ganado la reputación de ayudar a políticos y empresarios a eludir la rendición de cuentas”.
La columnista, que es miembro del consejo editorial del Wall Street Journal desde 1999, advierte que “no es fácil encontrar pruebas contundentes” de las acusaciones que pesan sobre Lijo. Y enseguida agrega: “Pero hay muchas pruebas circunstanciales. Una queja recurrente de los que luchan contra la corrupción es que los jueces corruptos paralizan durante años las investigaciones de los peces gordos. Investigar a un juez depende de los demás miembros del tribunal. ¿Alguna suposición de cómo funciona eso?”
“El juez Lijo es una extraña elección para el alto tribunal si las credenciales académicas importan. Es licenciado en Derecho, pero no tiene ni máster ni doctorado. No es conocido por publicar artículos académicos. No es habitual que un juez de instrucción de un tribunal inferior llegue al Tribunal Supremo saltándose el nivel de apelación”, agrega el texto del WSJ.
El artículo repasa las acusaciones contra Lijo: “Su historial tampoco es inspirador”, dice. “El 7 de mayo, Será Justicia, una respetada organización no gubernamental de Buenos Aires centrada en el Estado de Derecho, presentó una impugnación de 45 páginas contra su nombramiento. Destaca una solicitud presentada en 2016 por el Colegio de Abogados de Buenos Aires, Será Justicia y otra ONG para auditar las excesivas demoras en las investigaciones de corrupción. El Consejo de la Magistratura de Argentina aceptó realizar la auditoría y, según denunció Será Justicia, efectivamente había ‘grandes demoras en la labor judicial’, así como ‘un porcentaje muy bajo de condenas.’ La auditoría dio lugar a una denuncia contra el juez Lijo y un colega”.
“La impugnación de Será Justicia señala que entre los nombres vinculados a causas presuntamente demoradas por el juez Lijo figuran los de la expresidenta Cristina Kirchner y Mauricio Macri”, agrega la columnista.
El texto alude al informe crítico de la ONG Será Justicia. “El señor Lijo parece ser un juez, que después de tantos años en el cargo, conoce los mecanismos procesales y legales necesarios para convertirse en un gran proveedor de impunidad, camuflando su accionar bajo una fingida actuación a favor de la evolución del proceso judicial en cuestión, concluyó la ONG”. Y ahonda en otros puntos oscuros de su nominación, cuando subraya que la ONG también “planteó preguntas sobre la inexplicable riqueza de Lijo”.
“Cuando la semana pasada pregunté por escrito al juez Lijo sobre tales acusaciones, negó rotundamente cualquier incorrección. Dijo que nunca había sido ‘sancionado, advertido ni había tenido ningún tipo de recomendación disciplinaria’. Las ‘afirmaciones relativas a mis bienes y patrimonio y a mis relaciones familiares son falsas’, escribió. En cuanto a las acusaciones de que retrasa los casos para proteger a los sospechosos, señaló la complejidad de las investigaciones que se le presentan, mencionando muchos pasos procedimentales y técnicos y un amplio abanico de actores”.
“Pero eso no explica su historial -agrega O’Grady-. La Asociación Cívica por la Igualdad y la Justicia de Buenos Aires también se opone a su nombramiento. Señala que el juez Lijo ‘está entre los jueces más denunciados ante el Consejo de la Magistratura, con un promedio de 1,6 denuncias disciplinarias por año desde que es juez (32 denuncias en total)’. De ‘89 casos de corrupción que estaban a su cargo, 26 permanecen en período de instrucción’ y 13 de ellos llevan investigándose 10 años o más. De los 89 casos, ‘sólo elevó 14 a juicio oral’, la cuarta proporción más baja entre sus colegas”.
“El juez Lijo también fue objeto de una investigación por blanqueo de capitales y corrupción, archivada en 2020 por falta de pruebas -puntualiza el artículo del WSJ-. Esa decisión no es pública, pero para aumentar la confianza de la nación el juez Lijo podría hacerlo. El padrino intelectual de Milei, el economista Alberto Benegas Lynch hijo, ha expresado su preocupación por la nominación. “Me alarma que se haya propuesto a un juez que parece ser lo opuesto a Alberdi”, escribió el Sr. Benegas Lynch en el diario LA NACION en abril. Juan Bautista Alberdi (1810-84) fue un teórico político liberal clásico que influyó en la elaboración de la Constitución del país de 1853. La vicepresidenta Victoria Villarruel y Francisco Paoltroni, senador del partido de Milei, también han cuestionado la idoneidad del juez Lijo para el alto tribunal”.
El texto concluye con una referencia a las palabras de Milei: “Durante la campaña, Milei prometió echar de la ciudad a la elite gobernante. ‘Una Argentina diferente es imposible con los mismos de siempre”', dijo. Ahora ha nombrado a un juez para el Tribunal Supremo que personifica el statu quo. La decepción de los argentinos está justificada”.
El juez federal Ariel Lijo llega a los tribunales de Comodoro PyAníbal Greco
Lijo tiene tres juzgados a cargo: el propio, que es el juzgado 4; el 12, que quedó vacante tras la salida del juez Sergio Torres; y el 6, que sigue vacante tras la renuncia de Rodolfo Canicoba Corral.
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