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jueves, 22 de junio de 2023

Neofilia o la obsesión por lo nuevo: cómo se manifiesta y cuándo pedir ayuda

La Real Academia Española todavía no reconoce el término, pero en el mundo del marketing se los conoce como “neófilos”: son aquellos clientes que esperan ansiosamente los lanzamientos de nuevos productos. Están dispuestos a hacer largas filas o para comprar el último smartphone o incluso a viajar a la ciudad o país en el que el bien preciado sale a la venta para obtenerlo antes que los demás.




El término neofilia nació en la década de 1960, cuando el sociólogo norteamericano Everett Rogers, de la Universidad Estatal de Ohio, hizo su tesis doctoral sobre cómo se difunden las innovaciones y cómo las adopta el mercado.


En ese contexto, Rogers definió a los distintos tipos de consumidores, y una de las categorizaciones fue la de early adopters (los primeros consumidores). Posteriormente, se gestó el término de neofilia, el cual fue popularizado por el escritor Robert Anton Wilson, quien lo asoció con una personalidad marcada por una fuerte afinidad hacia lo nuevo.


El licenciado en Psicología Alexis Alderete (MP 85.367), especialista en trastornos de ansiedad y entrenamiento en habilidades de Fundación Foro explicó: “La neofilia hace referencia a una característica que tienen ciertas personas con tendencia o fascinación hacia lo nuevo o novedoso. Las personas neófilas, suelen tener un interés y una curiosidad que las desborda por experimentar situaciones nuevas y buscar siempre aquello que desconocen y que les genera fascinación en un momento determinado, estas pueden ser tecnologías, pero también, productos o actividades”.


Sin embargo, la doctora Graciela Moreschi, (MN 41.018) psiquiatra y escritora, aclaró a Infobae que la neofilia es diferente a la curiosidad: “En la curiosidad uno se abre, investiga, inspecciona, es como una apertura más que nada al conocimiento. En la neofilia, en cambio, la atracción no solamente es el conocimiento, sino más bien la adquisición de estas novedades. Por lo tanto, también está estimulada por el consumo. Por ejemplo, así como los teléfonos celulares van cambiando, pareciera que la persona neófila tiene que tener la última versión de la tecnología porque eso es lo que la va a hacer sentir bien y feliz. Es diferente a ser curioso y estar investigando”, señaló.


Tampoco debe relacionarse con el trastorno de compra compulsiva, que está catalogado como una patología en la cual la persona que la padece no es capaz de controlar sus impulsos, un aspecto que acaba afectando a su vida cotidiana.


La psicóloga Winifred Gallagher afirma sobre la neofilia en su libro New. Comprender nuestra necesidad de novedad y cambio: “Nuestros cerebros humanos únicos están preparados biológicamente para interactuar e incluso generar novedades, desde el primer arco y flecha de nuestros antepasados hasta la última tableta. Esta ‘neofilia’ nos ha permitido prosperar en un mundo de cambios cataclísmicos, pero ahora nos enfrentamos a una avalancha sin precedentes de cosas nuevas, desde productos hasta información, que se ha cuadriplicado en los últimos 30 años y no muestra signos de desaceleración. Para evitar que nuestra gran fortaleza se convierta en una debilidad en el mundo acelerado de hoy, debemos volver a conectarnos con el gran evolutivo de la neofilia para ayudarnos a aprender, crear y adaptarnos a cosas nuevas que tienen un valor real y descartar el resto como distracciones”.

El licenciado Alderete señaló que, como cualquier rasgo o característica personal, puede haber mayores o menores niveles de inclinación hacia dicha tendencia y puede ser positiva, si se sabe manejar, o negativa cuando no se miden los riesgos.

Según el psicólogo, los neófilos se caracterizan por “una fuerte inclinación por incorporar y experimentar las nuevas tecnologías apenas van surgiendo. También sienten fascinación por viajar hacia lugares desconocidos, conocer nuevas culturas o probar alimentos exóticos. Presentan una fuerte tendencia a buscar nuevas experiencias emocionantes y desafiantes que los movilicen y muchas veces pueden poner en riesgo su vida en la búsqueda de mayores emociones. Finalmente, suelen sentir tedio o aburrimiento por la rutina”.

El motivo por el cual algunas personas tienen esta inclinación natural hacia la búsqueda constante de lo novedoso pueden ser las siguientes, según Alderete:


- Curiosidad muy desarrollada: algunas personas desde muy pequeñas tienen una gran inclinación hacia la exploración de nuevas experiencias y por el aprendizaje constante. Lo que las lleva a estar actualizadas e informadas por los nuevos cambios que se van dando en su entorno.

- Excesiva estimulación: la nueva búsqueda de experiencias constantes para evitar el aburrimiento, también puede ser para salir de su rutina cotidiana. “Suelen practicar deportes extremos para estar en constante adrenalina”, dijo el psicólogo.


Según el experto, algunas personalidades que son más abiertas, aventureras o con una mayor necesidad de estimulación son más propensas a exhibir rasgos de neofilia.

Algunos autores hablan que lo que más afecta más a la hora de consumir es la llamada “obsolescencia percibida”. En 1954, el diseñador industrial Clifford Brooks Stevens habló por primera vez de este concepto y lo definió como “el deseo del consumidor de poseer una cosa un poco más nueva, un poco mejor y un poco antes de que sea necesario”.

Teniendo en cuenta que este afán por lo novedoso ayudó a nuestra supervivencia como humanos, como mencionó La psicóloga Winifred Gallagher, existe un aspecto positivo y otro negativo de esta tendencia.

Según la doctora Moreschi, “Lo bueno que tiene la neofilia es la apertura, la capacidad de cambio, pero lo malo es que muchas veces este no existe, uno cree que cambia pero está siempre igual, está tocando superficialmente las cosas, las novedades y, en realidad, las agota, se aburre enseguida porque no sabe qué hacer con ellas. Entonces, la neofilia está muy estimulada desde lo social y por la sociedad de consumo, pero tiene más malo que bueno, es como la otra cara para salir del aburrimiento, ‘no sé qué hacer con esto’, es la superficialidad”, señaló Moreschi.


Para el licenciado Alderete las consecuencias positivas de la neofilia son:


- Amplitud de mentalidad y flexibilidad cognitiva: la apertura a nuevas experiencias lleva a las personas a visitar diferentes culturas, ideas y conocimientos, lo que puede enriquecer su vida y su visión del mundo, generando experiencias positivas.


- Creatividad e innovación: fomenta la capacidad de pensar de una manera no tradicional y disruptiva que le generan ideas creativas.


Sin embargo, esta tendencia puede tener consecuencias negativas, expresó Alderete:


- Insatisfacción personal: al buscar siempre lo nuevo, algunas personas pueden experimentar dificultades para encontrar satisfacción duradera en las experiencias o productos, lo que puede llevar a una sensación de vacío o descontento crónico. Es una sensación desagradable que la persona experimenta y está relacionada a la poca tolerancia a la frustración.


- Inestabilidad en las relaciones: la constante búsqueda de novedad puede interferir con la capacidad de establecer relaciones estables y duraderas.


La doctora Moreschi explicó que se puede tratar “cuando uno se queda insatisfecho después de esa cosa nueva que adquirió, cuando está en una búsqueda eterna de algo que lo satisfaga. Cuando hay insatisfacción, cuando hay problemas de consumo -que suelen acompañarse-, en esos casos habría que tratarlo porque cuando las personas no pueden hacer ese cambio, sobreviene el agotamiento, el aburrimiento”.


El psicólogo Alderete consideró que, como todo comportamiento o rasgo de personalidad que tienen las personas, la neofilia puede convertirse en una conducta problemática que genere inconvenientes para sí mismo o para las personas del entorno.


“En el caso de la neofilia, la constante búsqueda de nuevas experiencias puede generar una falta de satisfacción permanente hacia las cosas o personas del entorno; el comportamiento puede canalizarse a través de la compra reiterada de productos tecnológicos; puede incurrir en gastos excesivos que ponen en peligro la economía personal o familiar generando problemas a largo plazo. Estas llevan a una inestabilidad de las relaciones desencadenando discusiones y estrés permanente”, señaló el psicólogo.


Y completó: “En este caso, la neofilia puede resolverse con la terapia cognitivo conductual que ayudará a comprender mejor los patrones de pensamientos y comportamiento, brindando estrategias y herramientas para manejarla”.

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