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domingo, 29 de enero de 2023

Los 10 puntos más importantes en el alegato de Hugo Tomei

El defensor de los rugbiers argumentó que el crímen contra Fernando Báez Sosa se trató de un "homicidio en riña". Las chicanas contra Fernando Burlando.



Durante el alegado de la defensa en el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, el abogado Hugo Tomei buscó demostrar que el delito, por el cual la fiscalía pide la pena de prisión perpetua para los 8 jóvenes, no contiene el agravante de alevosía, ni de premeditación, y que se trató de un “homicidio en riña” o en su defecto, de un “homicidio preterintencional”. “Con la pena que están cumpliendo, a los tres años podrían quedar en libertad”, advirtió Tomei, ya que los imputados se encuentran detenidos desde 2020. Estos fueron los puntos más importantes sobre los que se basó su alegato:


 


“Se fueron a comer porque no tenían dimensión del hecho”. Tomei alegó que los rugbiers asistieron a un local de comida rápida luego del hecho ocurrido, justamente, porque no pensaban que habían matado a Báez Sosa.


“Filmaron su propio crimen, una empresa criminal no funciona así”. El defensor alegó que si los rugbiers realmente hubieran tenido intenciones de cometer un asesinato, no hubieran hecho registros fílmicos del hecho y que serí un prueba para incriminarlos. 


“Le entregaron el celular a la policía con la clave”, según Tomei, los imputados pusieron a disposición de la policía sus celulares, con los que habían registrado el hecho, sin oponer resistencia, lo cual apoyaría la hipótesis de que no querían perpetrar el delito de forma planificada y que, al darse cuenta de que había sido un homicidio, se pusieron a disposición de las fuerzas oficiales. 


“Caducó”. Lucas Pertossi se acercó al lugar de los hechos después de lo ocurrido y envió un mensaje de Whatsapp a sus amigos diciendo que Fernando Báez Sosa “caducó”. Para Tomei, es una frase que dijo “sin conciencia” de lo ocurrido y no es prueba ni de premeditación ni de alevosía.


El ADN de Blas Cinalli en las uñas de Báez Sosa. Según Tomei, la fiscalía “no lo puede explicar”. “Son los acusadores que tienen que traer la respuesta”, manifestó el abogado de los rugbiers. Según él, si Báez tenía ese ADN en sus uñas, es porque él “le pegó” a Cinelli. “Será que los amigos de Fernando no vieron todo lo que pasó”, explicó Tomei. 


La pelea previa. En su alegato, Tomei manifestó que dentro del boliche Le Brique había habido una reyerta previa a la golpiza, con lo cual Fernando Báez Sosa estaba “atento” y con posibilidad de “armas tomar” frente a la agresión, motivo por el cual, según lo expuesto por el defensor, quedaría descartada la posibilidad del ataque a traición.


Presión mediática: Tomei culpó a la narrativa instalada por los medios de comunicación sobre el caso, el cual caratulaba a los rugbiers como “salvajes” que habían hecho una “cacería humana” con Fernando, viciando la reconstrucción de los hechos y, con ella, el correcto tratamiento del caso. “Cómo mantenerse ajeno cuando hay una ola gigantesca de información con un solo sentido, que es la condena”, manifestó Tomei. 


“No se pudo probar el plan para matar”: de acuerdo a Tomei, el hecho constituye un homicidio en riña, u homicidio simple con dolo eventual o preterintencional: es decir que los rugbiers golpearon a Báez, pero sin la intención de matarlo. Tampoco se podría probar que en los minutos previos a que saliera Fernando del boliche los rugbiers pautaron el asesinato. 


Nulidad de las pruebas. Tomei solicitó la nulidad del secuestro de los teléfonos celulares y las prendas de vestir de los imputados - las cuales tenían en muchos casos manchas de sangre de Báez Sosa - alegando que al momento del secuestro “no se les comunicó del derecho que los asistían”. De acuerdo a la “doctrina del árbol del fruto envenenado” no se puede utilizar como prueba de cargo una prueba mal habida. 


“Me olvidaba de algo importante. Esto de no seguir una línea de lectura…”, ironizó Tomei en un momento del alegato. Se trató de una chicana para el abogado de la familia Báez Sosa, Fernando Burlando, con quien ayer Tomei mantuvo un cruce en la audiencia. Cuando Burlando ya llevaba varios minutos leyendo su alegato, Tomei lo interrumpió para señalar que ”la ley prohíbe la lectura” de las fojas y solicitó que le imprimiera “agilidad” a su intervención. “Preferiría que se ajuste al código del alegato para que sea un poquito más fluido”, argumentó Tomei. Sin embargo, la jueza le permitió a Burlando leer las fojas, luego de que este se excusara puntualizando que era “imposible recordar” todo lo que las fojas decían. “Yo voy a hacer lo mismo con usted, doctor”, le advirtió a Tomei a Burlando.

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