Los grupos de Whatsapp de mamis de la escuela son como las harinas: todas hablamos mal de ellas, pero todas las consumimos. Hay que aprender sus códigos para no desbarrancar
fuente:
Paola Alé
Todas los que tenemos niños y niñas en edad escolar, experimentamos la loable y no menos riesgosa tarea de integrar un grupo de Whastapp de mamis. Yo debo agradecerle a mi chat de mamis porque sin este canalizador de información escolar, mi hija nunca hubiera llegado a 5° grado.
Porque los mal llamados chats de mamis son como las harinas: todos hablan más de ellos, pero todos los consumen.
Potente fuente de información, canal de comunicación indispensable para que el chico o chica pase de grado, sin ellos no podríamos vivir, no podríamos maternar y trabajar al mismo tiempo. Sin ellos, todos los días olvidaríamos una cartulina, una prueba, un acto escolar, el regalo de la maestra y la autorización del paseo.
Sus cualidades son muchas e innegables, pero el lado oscuro está ahí, a la orden del día. Reconocerlo es el primer paso para superarlo.
Valoremos lo que tenemos, pero no mintamos: la mayoría de las veces nos gustaría revolear el teléfono por la ventana cuando vemos 75 mensajes no leídos en el chat escolar.
Sobrevivir a un chat de mamis no es imposible, pero tampoco es sencillo. Hay que tener en cuenta que para lograrlo, es necesario abrazar profundamente sus códigos. Si, dije códigos, como los de la mafia.
Sin un chat de mamis, los niños no irían a cumpleaños y no copiarían lo que les faltó copiar en la escuela, pero barrenar sus olas es un arte- Aprendé las técnicas para sobrellevarlo.
Hay cuestiones básicas a tener en cuenta:
No te saltés más de 5 mensajes consecutivos, porque pestañeás y ya tenés 27 mensajes sin leer y vas a necesitar unas cuantas escroleadas para reconstruir la conversación que te aporte el dato clave.
Cuando una mami pregunta: “¿Alguien vio la campera azul de Pablito que hoy se olvidó en la escuela?”. No utilices un "no" como respuesta, te lo explico en frases prácticas: “Yo no vi nada”, “por aquí no encontramos nada” o “no la vimos, espero que la encuentres”, es una cuestión de comprensión lectora. La pregunta es: “¿Alguien la vio?” y no "¿cuántos no la vieron?” porque la pregunta original sólo puede tener una o dos respuestas. En cambio las de “yo no la vi”, son interminables.
No contestés más de lo necesario. Esto siempre da lugar a momentos explosivos del chat de mamis. Lo mejor es recurrir al viejo y querido monosílabo “Sí”, “No” y “Ok” para el 78% de los planteos. Los núcleos narrativos de más de tres palabras, pueden abrir portales a otras dimensiones que no siempre una está dispuesta a visitar.
Nunca dejés de contestar, porque vas a pasar a integrar la lista fantasma de las que están, pero no están. Y si un día te toca pedir las tareas, lo más probable es que nadie te responda.
Nunca critiqués a la mami aplicada, la que sabe la fecha de los exámenes, la que habla con la directora, la que sabe si el mapa que tienen que llevar es físico o político. Esa mami es tu aliada, tu faro en las tormentas, la madera que Jack le legó a Rose en el Titanic. Abrazala pues siempre la vas a necesitar.
Los chistes son foco de conflicto: no te subás a ellos para querer agradarle al conjunto, podés terminar mordiendo banquina. Por eso, si contás con un sentido del humor particular y sos de utilizar la ironía, como máximo podrías sumar un sticker a la charla. Los grupos de mamis son lugares por excelencia donde se maceran los malentendidos. Lo mejor es ser literal.
Sobreviviendo al fin de la primaria
Si bien podríamos hacer que este texto fuese interminable como los tres años de preescolar, los dos de Nivel Inicial y los 7 de primaria, me voy a enfocar en una etapa en la que el chat de mamis se puede volver altamente tóxico: el fin de la primaria.
Parece que a partir de 6° grado, todo se empieza a complicar. He aquí la trilogía de los temas más insalubres del chat de mamis: la fiesta, el viaje y el buzo de egresados.
El buzo de egresados es el equivalente al chaleco de fuerza de las mamis. Yo no he vivido aún esta etapa, pero tengo referencias de que no es el momento más soñado de la travesía escolar.
No sé quién inventó esta costumbre delirante de que a los pibes haya que personalizarles una campera que nada más van a usar 6 meses, cuando venís estirándole las mangas al mismo buzo que usó entre tercero y sexto grado. Aceptado el hecho sin poder poner resistencia, luego viene la etapa de ponerse de acuerdo: elegir el color, el material, el dibujo, las letras y la impresión son consignas que pueden llevar 6 meses y 5 gigas de memoria.
Te aconsejo que no tirés la toalla, no aflojés, mantené la calma. Todavía no se viene lo peor.
Una vez superado el periplo de customización del buzo, viene la entrega de los mismos a los predadolescentes, que te odiarán, hagás lo hagás, porque simplemente está en el ADN del púber odiar las decisiones de los adultos.
Luego vendrán más discusiones: ¿hacemos un evento para darles el buzo?
¿En un salón? ¿En una casa con pileta? ¿En un parque de diversiones? ¿Alquilamos una carpa? ¿Contratamos a María Becerra para ponerle onda?.
A mí me da que pensar si realmente esas mamis y papis no han ingerido hongos mágicos antes de hacer este tipo de planteos delirantes.
Imaginamos que sí, pero no es algo que se pueda consultar en un chat.
La trilogía buzo-fiesta-viaje puede costarte la relación con las otras mamis, desde un desentendimiento hasta una ruptura definitiva. Así es que si te quedaba algo de paciencia, te aconsejo reunirla toda para afrontar este difícil momento.
Las mamis gladiadoras
Hay momentos en que el chat de mamis se pone peligroso: es durante el ingreso al teatro griego virtual de las mamis gladiadoras. Si bien esta no ha sido mi experiencia propia, sé que sucede: los grupos de mamis pueden ser una perfecta arena de combate para que aflore en ellas el espíritu de lucha libre y se peleen cuerpo a cuerpo por defender a su hijo o hija.
Cuando pedí que me compartieran experiencias de los grupos de Whatsapp de la escuela, tengo una amiga que me envió un material invalorable: una serie de audios que se tomó el trabajo de etiquetar: combatiente 1, combatiente 2. Literalmente esas mamis se habían declarado la guerra en vivo y decidieron compartirla con el resto de los integrantes del grupo.
Un escándalo del que habló toda la escuela por un mes. Hay que agradecerlo porque a veces a una le faltan temas de conversación.
Finalmente, las mamis gladiadoras se calmaron y no hubo duelo. Pero dejaron un gran e histórico recuerdo en el corazón y en los celulares del resto de las integrantes.
Cómo salir airosas del chat de mamis
Este es uno de mis mejores consejos y por eso lo dejo para el final. En un chat de mamis no hay que brillar, hay que dejar que brillen otras. Por eso, y a no ser que tu ideal sea integrar la cooperadora de la escuela, el camino correcto es transitar la ancha avenida del medio: ya te dije que no hablar no sirve, pero hablar de más tampoco. Basta con que des la fe de vida al menos una vez por semana con un pulgar para arriba. Nadie se va a hacer una remera con tu cara pero tampoco te van a conminar a sentarte sola en el fondo.
Sin embargo y aunque te hayas manejado con pies de plomo durante siete años, la posibilidad de trastabillar siempre está latente. Por eso, si has pasado años entre las mamis y aún no sabés cómo manejarte, hay una técnica infalible, y consiste en repetir las últimas palabras de las frases que diga la mami más popular.
Por ejemplo, si la consigna de la sindicada madre es “el comportamiento de los chicos es pésimo, hay que pedir una reunión urgente en la escuela” inmediatamente vos debés repetir: “Sí, hay que pedir una reunión urgente”. Es fácil, no tenés ni que pensarlo, hasta Homero Simpson personificando al Señor Thompson lo resolvería.
No decaigas, la primaria es larga y el chat también. Si bien tiene mala prensa, el chat de mamis es tan indispensable como una niñera y hay que asumirlo: es territorio de las mamis, porque allí se cocina la logística necesaria para que los niños terminen la primaria.
Si el chat fuera de papis, quizás habría menos conflictos, pero difícilmente los niños llevarían el mapa, la cartulina, la plata para el cumpleaños de la maestra y la autorización firmada.
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