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domingo, 28 de julio de 2024

Qué ocurre cuando los chicos que viven en hogares cumplen 18 años: cruda realidad

En Mendoza hay aproximadamente 800 niños institucionalizados, es decir, que viven en hogares. Parece un número alto, aunque los especialistas afirman que la cifra debería ser mayor si se tienen en cuenta las terribles condiciones que deben soportar muchos pequeños que actualmente viven en contextos familiares disfuncionales donde sus derechos más básicos no están garantizados. A ésta problemática se suma otra: al cumplir 18 años, los jóvenes están obligados a abandonar el establecimiento en el que pasaron una parte de su vida para insertarse en la sociedad, algo que se convierte en una tarea titánica debido a la falta de apoyo y acompañamiento que se les brinda luego de egresar.



En una sociedad ideal, deberían existir políticas destinadas a facilitar, apoyar y agilizar los mecanismos de adopción . La realidad marca lo contrario. Existe una gran falta de información sobre el tema y la mayoría de las familias que desean hacerlo prefieren niños recién nacidos. De esta manera, muchos jóvenes alcanzan los 18 años de edad viviendo en un hogar porque nadie quiso adoptarlos cuando tenían 12, 13, 14 o 15 años. Como si fuera poco, tras egresar de los hogares deben insertarse en la sociedad con un apoyo estatal mínimo mientras enfrentan un cúmulo de inseguridades respecto a cuál será su destino, si podrán encontrar un trabajo, si lo que ganan les alcanzará para vivir, si podrán estudiar o adquirir su propia autonomía en algún momento.



La cruda realidad fue expuesta en MDZ Radio por la directora del hogar Quinta Betel, Paula Alonso y el presidente de la organización Vivir Así, Lucas Leandro Tula. De esa entrevista surgió un dato importante. Al cumplir los 18 años, los jóvenes pueden ingresar a dos planes: el Programa Nacional de Acompañamiento para el egreso sin cuidados parentales (PAE), dependiente del Ministerio de Capital Humano de la Nación o al de Egreso Protegido, coordinado por la Dirección General de Protección. Hoy, el Salario Mínimo Vital y Móvil en Argentina es de 234.315,12 pesos, pero ni la iniciativa nacional, ni la provincial, llegan a cubrirlo. Si opta por el PAE, el joven recibe el 80% de un SMVM y si ingresa al proyecto mendocino, percibe menos del 40%. Con ese dinero y en un contexto de crisis social, debe abrirse paso en la sociedad.


Actualmente, en Mendoza hay cerca de 20 chicos próximos a cumplir 18 años y muchos más que alcanzarán la mayoría en los próximos años. Se trata de una problemática real pero que no ocupa un lugar central en la agenda estatal ni en la de los medios de comunicación. Hasta hace poco tiempo, en la provincia existían 41 hogares de niños, ahora se incorporó uno más. “Que se abra un nuevo hogar en Godoy Cruz, claramente muestra que es una mayor cantidad de niños, niñas y adolescentes la que entra en hogares del Estado”, afirmó Lucas a MDZ.



“Hay un acompañamiento previo durante el tiempo que viven en el hogar, donde se los prepara para que ellos generen cierta autonomía, pero hay una falta de herramientas muy grande en cuanto a recursos también, por qué podemos ayudar mucho a los chicos a que aprendan un montón de cosas pero si no tienen un lugar donde vivir, un recurso económico con que sustentarse, pueden tener un proyecto de vida pero es difícil llevarlo a cabo si no se tienen herramientas básicas”, explica Paula Alonso. En ese sentido, la falta de apoyo muchas veces termina generando que los chicos sean reintegrados a su núcleo familiar o son ellos mismos los que deciden retornar a las mismas problemáticas que los afectaron.


Ideas, proyectos y la búsqueda por mejorar una realidad

Para hacer frente a la problemática, desde la organización Vivir Así y el hogar Quinta Betel, están trabajando en diferentes iniciativas con el objetivo de brindar asistencia a los jóvenes que alcanzan la mayoría de edad. “Empezamos a hacer toda una movida solidaria que difundimos en las redes, buscando recursos y personas que nos ayuden a construir habitaciones o bloques para que estos chicos continúen en el hogar”, afirmó Paula durante la entrevista radial.


Sobre cómo debería desarrollarse un acompañamiento ideal, la directora de Quinta Betel explica que “debe ser integral, requiere cubrir distintas áreas. En primer lugar, una enseñanza profunda sobre cómo independizarse, cómo administrar el dinero que el Estado le da al joven, inculcar cultura de trabajo y estudio como algo esencial. Que les enseñen hacer un currículum, que se les hable de las distintas carreras que hay en universidades públicas y acompañarlos en la búsqueda de una. En segundo lugar debe existir un recurso económico que los ayude a llevar a cabo el proyecto de vida que se planificó. En tercer lugar un seguimiento de este mismo, para que el recurso sea utilizado correctamente y el joven no haga un mal uso del mismo. En cuarto lugar un tiempo determinado y lógico de esta ayuda.  No podemos pretender que con 1 año de ayuda económica el joven haya podido formarse”.


Por su parte, desde la organización Vivir Así elaboraron dos proyectos destinados a mejorar la situación actual. El primero se denomina “Casa de jóvenes egresados de hogares”. El segundo, pretende agregar una serie de ítems al programa Egreso Protegido, entre los que se encuentran la incorporación de un referente para cada joven que egresa; un aumento de la asignación económica para cada caso; que los jóvenes cuenten con acompañamiento con un año de anticipación al cumplimiento de la mayoría de edad y el fortalecimiento de las capacitaciones laborales”. 


Al ser egresado de un hogar, Lucas cuenta con la experiencia necesaria para explicar las dificultades que atraviesan los jóvenes que actualmente egresan de los hogares mendocinos. “Hablando desde lo vivido te puedo decir que las probabilidades de conseguir un empleo para jóvenes qué egresan de hogares son nulas ya que no es bien visto el egresar de un hogar del Estado por qué existe el estigma de que los hogares son reformatorios. Otra de las incompatibilidades a la hora de encontrar empleo en los jóvenes egresados de hogares es que están finalizando su secundario y eso les impide formalizar legalmente en un empleo y los expone a empleos con mala remuneración y sin ningún tipo de sostén legal, laboral”, explica.

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