La democracia fue un invento griego; sin embargo, el camino hacia ella estuvo plagado de obstáculos. Básicamente consistió en el proceso de arrancar privilegios a la aristocracia y dárselos al pueblo.
Para ello, uno de los primeros pasos fue escribir y publicar las leyes. Aquí tuvo una especial importancia la figura de Dracón, a quien muchos consideran como el primer legislador de Grecia.
Aunque la mayoría de nosotros sólo nos acordamos de su nombre cuando empleamos la expresión “draconiana” para designar aquellas actitudes o conductas implacables, que no admiten perdón.
Como los castigos que recibían los esclavos, las violaciones sistemáticas de los derechos humanos o los bombardeos indiscriminados sobre la población civil.
Se sabe muy poco de la figura de Dracón. Sólo que fue un legislador ateniense que vivió a finales del siglo VII antes de Cristo, al que la aristocracia y la nobleza griega encomendaron la redacción del primer código criminal. Allí se recogían unas leyes tan duras, que parecían estar escritas con sangre. Incluso, el pueblo creía de verdad que aquellas leyes no estaban escritas con tinta sino con sangre.
Aunque, para ser sinceros, él no las inventó, pues eran costumbres que aplicaban los griegos desde hacía muchos años, eran normas de derecho consuetudinario.
LAS LEYES ESTABAN GRABADAS EN PIEDRA
Pero el hecho de que las leyes estuvieran recogidas en un código sustraía a las grandes familias, y en general a los nobles, el privilegio de interpretar a su antojo las leyes no escritas.
Por eso, las leyes de Dracón estaban grabadas en unas tablas de piedra y expuestas en el Agora, en la plaza pública, para que el pueblo las conociera.
Existe la leyenda de que Dracón era un hombre de siniestro talante que un día subió a la tribuna ante la que solía reunirse el pueblo, y les dijo:
-Amigos míos: todos conocéis mi solar y la higuera que en él crece. Pues bien: os anuncio que voy a edificar allí. De modo que si alguno piensa ahorcarse en la higuera, apresúrese a hacerlo antes de que la mande arrancar.
Y es que así era su carácter, no se podía esperar otra cosa de un hombre que justificaba la pena de muerte para cualquier delito por pequeño que fuera. Por eso, desde entonces en el ámbito judicial, se emplea el término draconiano para definir todas aquellas sentencias, disposiciones o decretos que son especialmente crueles o severas y que traspasan los límites de la justicia.
El término «draconiano» también ha recibido otras aplicaciones. En la actualidad, se refiere a la severidad no sólo de las leyes sino, en general, de disposiciones gubernativas e incluso de contratos que resultan demasiado explotadores.
Por Yolanda Rodríguez – Carlos Berbell
Fuente: https://confilegal.com/20160228-cual-es-el-origen-de-las-leyes-draconianas/
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