A través de su blockchain, Bitcoin permite conocer las cuentas desde y hacia dónde parten esas monedas, aunque no asigna una identidad real a cada una.
Esta semana hubo un escandalo de cuentas hackeados en la plataforma de pájaro azul. Se hackearon las cuentas de personalidades de la farandula y demas influencers, solicitando donaciones de bitcoin, transfiriendo el botÃn a una cuenta en el extranjero. Siguiendo el rastro de esta cuenta, habÃa recibido casi 13 bitcoin (u$s120.000), pero la mitad los habÃa transferido a otras cuentas. Es decir, los atacantes cuentan con varias cuentas a las que fueron transfiriendo monedas.
En otras de esas cuentas, el total de dinero recibido fue de casi 15 bitcoins (unos USD140.000). La maniobra fue la misma: quedarse con la mitad y transferir la otra en decenas de transacciones a otros usuarios.
Es decir, embarrar la investigación o, al menos, dificultar la famosa frase "Seguà el dinero" (Follow The Money) atribuida a "Garganta Profunda", que luego se identificó como el exagente del FBI Mark Felt (el denunciante anónimo). El caso Watergate terminó con la presidencia de Richard Nixon.
Se trata del crimen perfecto: la "privacidad" que promete Bitcoin hace que esas cuentas no se puedan atribuir directamente a personas, por lo que quizás nunca se dé con los responsables de la gran estafa 4.0.
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